Tal y como nos pedíais a través del apartado «ideas» de nuestra web, esta semana nos centramos en el precio de nuestros productos musicales. ¿Cuánto debo cobrar por mis conciertos? ¿Cuál es el precio ideal para la suscripción a mis cursos online de música? Estas y otras muchas preguntas relacionadas sobre la economía de nuestros proyectos de emprendimiento musical las descubriréis en el episodio de hoy.
La semana en las redes y en los premios
Después de la entrevista la semana pasada en la que Almira nos contaba su proyecto y sus planes de futuro, estamos ya preparando el siguiente proyecto candidato para presentar en el mes de febrero.
Muchas gracias por vuestro apoyo y por el apoyo a Almira.
Esta semana, curiosamente ha sido Twitter (Músicos Emprendedores en Twitter) la red que ha disparado nuestro impacto en redes sociales, con un alcance de más de 6.000 personas y con un aumento de las escuchas del podcast y de las visitas a la web que ha dejado por los suelos nuestros objetivos de crecimiento para los próximos meses. Así que tendremos que replantear cuánto más queremos crecer.
Y desde luego, que todo esto sirva para hacer llegar al máximo público posible todos estos proyectos que van pasando por aquí (o que salen de aquí).
El tema de la semana: pricing
El tema central de hoy es el pricing. Nos habéis preguntado a través de la web cómo calcular el precio o caché que debe cobrar un artista o grupo y hoy vamos a comentar los aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de poner precios a nuestro trabajo.
Este incluye varias consideraciones a las que muchas veces no hacemos caso y también alguna «teoría» sobre los precios o la psicología de los precios.
Diferencia entre precio y valor
La primera diferenciación que es importante tener en cuenta es la de las palabras precio y valor. Porque esto nos va a permitir establecer una relación entre los conceptos precio bajo o precio alto y barato o caro.
Combinando el precio (alto o bajo) y el valor (alto o bajo) que percibimos de lo que estamos «adquiriendo» es cuando vamos a empezar a pensar que una cosa es barata o cara.
- Precio alto – valor alto = precio de mercado
- Precio alto – valor bajo = caro
- Precio bajo – valor alto = barato
- Precio bajo – valor bajo = precio de mercado
Diferencia entre precio y demanda
Pero por otra parte tenemos la combinación que podamos hacer entre el precio que tiene nuestro producto/servicio y la cantidad de gente que va a comprarlo.
Así podemos hacer otra matriz que sería algo así como:
- Precio alto – mercado grande = «La gallina de los huevos de oro»
- Precio alto – mercado pequeño = Producto de lujo
- Precio bajo – mercado grande = Producto de masas
- Precio bajo – mercado pequeño = «Por amor al arte»
La pregunta es: ¿En qué mercado quiero estar?
¿Cuánto me cuesta a mí? y ¿cuánto pueden ganar conmigo?
Comentamos también estas dos ideas porque es importante tener claro el coste que tiene lo que vamos a vender (tanto en dinero como en tiempo y conocimiento) y también que muchas veces si hay intermediarios intentarán maximizar sus beneficios a costa de minimizar sus gastos (o sea, nuestros beneficios).
Teorías psicológicas del pricing
Y no dejamos de comentar 3 teorías del pricing muy conocidas en marketing que pueden ayudarnos a vender un poco mejor nuestros servicios, productos o lo que sea que ofrecemos.
El anchor price
Se trata de tener un precio superior con el que poder comparar el precio real para que parezca que hay un ahorro importante (por ejemplo las rebajas o descuentos, los productos de precio muy alto que hacen que otros parezcan baratos, las ofertas de lanzamiento antes de que suba el precio…)
El bueno, el feo y el malo
Se trata de establecer 3 precios: el central es el que queremos vender, el que nos ofrece un buen margen y una buena relación tiempo/esfuerzo/beneficio; así que ponemos un precio mucho más bajo pero que evidentemente va a ofrecer mucho menos valor, para que la gente valore más el que queremos; y también un precio mucho más alto, con más valor, pero que casi nadie va a pagar, pero que hace que nuestro precio preferido se perciba como barato.
El efecto IKEA
No hay más que monta un mueble de IKEA y sentir después que además de que el precio era bajo, encima es algo en lo que hemos colaborado, con lo que tiene mucho más valor. Aquí hablamos de los Talleres de Almira.
Esto lo hace ser percibido como de mucho valor y ayuda a que el precio bajo parezca además muy barato.
Conclusión
Muchas cosas a tener en cuenta a la hora de poner el precio. Pero si tenemos que quedarnos con una: pensemos en nuestro cliente, en sus circunstancias, en su realidad y en lo que estaría dispuesto/a a pagar. Porque no se trata de lo que nosotros/as paríamos, sino de lo que nuestro cliente pagaría.
Otras notas y enlaces del episodio
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